EUROPA
PRESS
3 marzo
2019
Cuándo
los probióticos y prebióticos son útiles en el rendimiento deportivo: ¿Sólo
para la élite?
El rendimiento de un deportista no sólo
depende del músculo esquelético. También hay múltiples factores que influyen en
el rendimiento y, entre ellos, se encuentra el estado general de salud del
deportista. Aquí es donde aparece el escenario de los probióticos y
prebióticos, que cada vez están irrumpiendo con más fuerza, aunque siempre bajo
la prescripción de un profesional de la salud o experto en nutrición deportiva.
"El impacto que el estado de la flora intestinal tiene
sobre, por ejemplo, el sistema inmune hacen que el cuidado de la misma,
mediante el uso de prebióticos y probióticos, sea clave a la hora de evitar
situaciones que influyan negativamente en el rendimiento, tales como un proceso
gripal o una infección gastrointestinal, entre otras", subraya en una
entrevista con Infosalus el dietista-nutricionista y
miembro de los servicios médicos del Real Madrid Club de Fútbol, Daniel Escaño.
La utilización de estas herramientas no está sujeta sólo al
alto rendimiento, también puede beneficiarse de ellas cualquier deportista,
según destaca. Eso sí, según asegura este experto, en el entorno de los
deportistas de élite, como los futbolistas con los que él por ejemplo trabaja
(sometidos a viajes, cambios de alimentación, uso de medicamentos, estrés
competitivo, por ejemplo), un proceso patológico común que influya en el
momento competitivo puede desembocar en el fracaso profesional.
Por ello, el también profesor del master en Entrenamiento y
Nutrición deportiva de la Universidad Europa de Madrid, que ha participado en
las II Jornadas anuales de la Sociedad Española de Nutrición Deportiva (SENUDE)
en Alicante, ve fundamental el consejo del nutricionista deportivo y el de
otros profesionales de la salud en el ámbito de la nutrición deportiva.
"Hablar de prebióticos y probióticos no es sólo hablar
de complejos formulados industrialmente, si no de alimentos con dichas
propiedades. Hay que diagnosticar, para lo que el médico es clave, buscar (si
se requiere) la fórmula probiótica adecuada (lo que
requiere del apoyo del farmacéutico), y coadyuvar alimentación o complementos
(el nutricionista deportivo)", describe.
El caso concreto
de los probióticos y los prebióticos
En el caso concreto del empleo de probióticos, el a su vez
miembro del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad de Madrid
reconoce que la Ciencia "aún tiene que definir qué tipos de cepas
bacterianas y cantidad hay que utilizar en función del sujeto", y señala
que, por ahora, sí se sabe que hay ciertos grupos de ellas que, administradas
de manera ordenada y regular, generan efectos positivos sobre el estado global
de la flora.
"Sí sabemos que ciertos procesos, como los que
citábamos anteriormente, afectan negativamente al estado de algunas de ellas:
ciertas bifidobacterias, ciertos lactobacilos,
por ejemplo. Por ello podríamos, a través de la alimentación y de fórmulas probióticas, anticiparnos a situaciones críticas. Se
trataría de aportar alimentos fermentados con regularidad y, tras algún proceso
concreto (como el uso de antibióticos), aplicar complejos probióticos",
resalta Escaño.
En cuanto a los
prebióticos, el también responsable del centro de Nutrición Deportiva y Alto
Rendimiento 'Nutricionde.es' (especialistas en
disciplinas individuales de fondo y categorías por peso) menciona que se trata
de compuestos utilizados por la flora intestinal para desarrollarse
correctamente.
"Serían como los 'alimentos' de esas bacterias
beneficiosas. Fibras solubles y otros complejos nutricionales son la clave. En
este sentido, la mejor solución es asegurar la disponibilidad de ese tipo de
fibras en la alimentación del deportista, a través de alimentos integrales, o
legumbres, por ejemplo", incide.